domingo, 16 de mayo de 2010

Mi caracola

No tengo nada si no es el susurro de tu voz en un caracola. ¿La tuya? Es la mía. Mi espejo. Narcisismo. Quiero ser narcisista. Quiero bailar un minuetto con el hermano de Luis XIV, y pienso hacerlo ya. En tierra de sueños. En la realidad, estos no existen. No existe nada. Una verdad concreta de cielo y de aire que no deseo para mí. Jamás, jamás. Mi caracola. Morderé la hiel de su dolor, y lo haré mío. ¡Quiero mi habitación de espejos! Nadie la trae. Sola, sin mi habitación de espejos. Sola, sin el hermano de Luis XIV para enseñarme a ser una mujer de verdad. Sola. ¿Sola? Mi caracola. Viviré de tu sabor de sal y de tu sangre de lirio. Tú sabrás llevarme lejos de la oscuridad y la luz que habitan dentro de mí, y que hoy me desgarran en opuesta fuerza. Tú sabrás tronzar el recuerdo y arrastrarme al lugar del que habla Cernuda. Sí, en los vastos jardines sin aurora...


No hay comentarios:

Publicar un comentario