jueves, 31 de diciembre de 2009

Sueños, propósitos y deseos de cara al 2010

Es muy frecuente que, a pocas horas de iniciar el nuevo año, una sienta el claro deseo de redactar la típica lista de propósitos o sueños de cara al 2010. Lo malo de esta clase de textos es que acaban convirtiéndose en sencillo polvo en el viento; incluso aunque se ponga por escrito cada una de las palabras, tienen la molesta costumbre de desobedecer la máxima del Verba volat, scripta manet.


Sin embargo, puedo decir que suelo cumplir esta clase de propósitos, en general porque me planteo metas y sueños reales, siempre un poco por encima. No es cuestión de utopías, sino de desear cambiar realmente algo. Ahí van mis ideas realistas y surrealistas.

~Aprender a ser mejor persona. No me considero una mala persona, no nos confundamos, pero evidentemente todo en esta vida puede discurrir un positivo camino hacia delante.
~Mejorar mi manera de escribir. Quiero moverme en otros lenguajes, sin tanta adjetivación y juego romanticista, sin esas reminiscencias más que claras de determinados grandes escritores que, aunque fantásticos, me hacen desear algo nuevo.
~Practicar un poco más de deporte... y que esta idea no caiga en el roto saco de mis deseos perdidos. Aparte de la estática ciudad adelante, quiero empezar a correr, a nadar... o cualquier cosa que se le parezca. Creo que retomaré este segundo deporte.
~Adelgazar unos cuantos kilos más.
~Empezar a realizar alguna clase de voluntariado, especialmente ayudando a ancianos o a personas con discapacidades. Superar mi pánico -alias repulsión- a los niños pequeños sería un objetivo utópico.
~Conseguir una camiseta de Love of Lesbian y otra de Depeche Mode para aplacar mi cada vez mayor obsesión con ambos grupos... aún sabiendo que reducir dicha obsesión será tarea imposible.
~Mejorar mi modo de tocar la guitarra, ahora que he retomado el instrumento.
~Continuar sin vagancias de por medio mi curso
amateur de fotografía, ya que tendré en breves mi sueño de cámara.
~Estudiar lo suficiente para conseguir el First de Cambridge de una vez, que no puede ser permitir que pasen los meses tan vacíos.
~Acudir al Salón del Manga al fin, dejando la vergüenza por la idea de no encajar de lado. En ese hilo, hacer cosplay de algún personaje yuri o de
Saint Seiya.
~Continuar mi mejora de mis habilidades en cuanto a inteligencia emocional, que ya están siendo adquiridas. Esforzarme a la hora de, aún pese a estar convirtiéndome en una persona más dura, no dejar por ello mi sensibilidad a aquello que debo de ser sensible a un lado... ¿adónde iría ese Lorca que aún sigue vivo entonces?
~Disfrazarme del protagonista de
La Naranja Mecánica en Carnaval y aprender a realizar sus gestos, además de una parte del guión de la película.
~Mejorar la relación con la familia, aunque sea un poco.
~Enamorarme otra vez, pero en esta ocasión sin demasiados dolores y sabores agridulces, sin términos medios. ¿Exijo demasiado? Ah, estamos terminando el año...
~Hacer una pequeña peregrinación a Santiago. No se trata de motivos religiosos, sino más bien filosóficos, un deseo de reflexionar, aprender sobre mí, probarme y completar un camino con todo lo que eso significa.
~Hablar mejor el gallego y aprender un poco de italiano, esto último simplemente imprescindible.
~Tomar una decisión más o menos clara acerca de lo que haré en un futuro, sin tomar en cuenta las tonterías que suelo escuchar acerca del mundo de las Letras o del Ejército.
~Comprender que cada día es diferente al anterior, pero que todos ellos son hermosos. Carpe diem, disfrutar del instante, el momento, el segundo, y entender al fin que los seres humanos somos tan sólo un quejido de gacela en la eternidad del Tiempo.
~Leer Ulises, de James Joyce, y celebrar en junio Bloomsday en toda regla.
~Mejorar mis calificaciones, mi capacidad de reflexión y de atención, y todo ese etcétera fácilmente imaginable.
~Dominar el alfabeto griego antiguo a la perfección antes de junio. Y reitero: dominar, no conocer a medias.
~Leer de una vez buenos libros de psicología, preferentemente los que se manejan en dicha carrera, quizá para atormentar a posible psicoanalizados y motivar que un enfadado Freud decida volver de la tumba.
~Fundar -de una vez- la Generación del 2010, siempre y cuando existan más de dos miembros.
~Convencer a mis padres para viajar de nuevo a Roma o, en su defecto, a Madrid.
~Reír con más frecuencia, encontrar el lado divertido de la existencia y, esto resulta imprescindible, abandonar la inestabilidad emocional, algo que poco a poco voy consiguiendo.

Sin más, toca despedirse, que no es ocasión para largos escritos. ¡Feliz 2010!

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Mortatis animus solum est

Existe música convertida en eterna, música que pretende acercarse a esa eternidad y música sencillamente inefable. Dudo que alguien pueda describir con palabras y de ajustado modo este concierto.

Mortatis animus solum est.
Letalis animus concidamus unis.
Osstendo malum, osstendo lux.
Anima mortatis eternum est.

Anima irata belli somnium.
Anima quiesa evitae somnium.
Anima mortatis eternum sunt.

Mortatis animus solum est.
Letalis animus concidamus unis.
Osstendo malum.


lunes, 28 de diciembre de 2009

Miserere mei

Hace un año, en estos invernales días, Luisa escribió...

Miserere mei, anima mea

Si un día te traicioné,
absuélveme de mi culpa;
si te negué por tres veces,
perdóname tú setenta veces siete;
si en ti dejé de creer,
acéptame de nuevo a tu lado;
si ayer te rechacé,
permite que hoy camine contigo;
si junto a mí no te quise,
acércate y lava mis heridas;
si como compañera de camino te rechacé,
guía ahora mis pasos;
si tu mano tendida no acepté,
aprieta ahora la mía con fuera;
si te odié, deja que a tus pies postrada
suplique perdón.
Alza mi rostro, seca mis lágrimas,
muéstrame la inutilidad de morir;
pues hoy todo es fin y rosas marchitas,
hoy nada escucho sino el gemido
de millones de muertos en vida,
nada a mí llega excepto los gruesos goterones
de sangre que nubes de tormenta lloran.

Si fingí, perdóname;
si morí, revíveme;
si no amé, enséñame.

domingo, 27 de diciembre de 2009

A medio camino de París

Mientras tanto, Grenuille estaba a medio camino de París. Le quedaba suficiente perfume para esclavizar al mundo entero si hubiera querido. Habría podido entrar en Versalles y poner al Rey a sus pies. Habría podido escribir una carta perfumada al Papa y revelarse como el nuevo Mesías. Habría podido hacer todo esto y más si lo hubiera deseado. Poseía un poder más fuerte que el dinero, el terror o la muerte: el invencible poder de dominar el amor de la Humanidad.

Sólo había una cosa que el perfume no podía hacer. No podía convertirle en una persona capaz de amar y ser amada como las demás. Y pensó... Al diablo con todo, con el perfume y con él mismo.


[Extracto final de la película El perfume,
basada en la novela homónima de Patrick Suskind]

sábado, 26 de diciembre de 2009

Les verbes pronominaux

Je me déteste
Tu te détestes
Elle se déteste
Nous nous détestons
Vous vous détestez
Elles se détestent



Parce que... moi, j'adore les verbes pronominaux!

viernes, 25 de diciembre de 2009

La verdad

Ah... ¿cómo decía Oscar Wilde?

Hubiera dado mi vida por haber tenido valor para decir la verdad.

Es una verdadera lástima que nadie lea a Oscar Wilde... y, del mismo modo, es una verdadera lástima tener que escuchar a pájaros graznar sin arte... Pero, ¿qué quieren? Dicen que lo malo forma parte de lo bueno y lo hace más hermoso. ¿Saben qué? Yo estoy convencida de ello.



[Wildianas, II]

lunes, 21 de diciembre de 2009

Existencia

Es el árbol quebrado y seco. Es la mano amiga que acaricia y mata. Es el recuerdo del beso leve como ala de mariposa. Es la tarde solitaria sin escuchar siquiera el silencio. Es la sonrisa desvaída en los labios tensos. Es el siglo de oscuridad que expira y el siglo de luz que nace. Es el cambio. Es el dolor placentero y el placer que duele. Es la lágrima semejante al cristal. Es la risa que quiebra los hielos. Es el grito al borde del acantilado. Es el susurro perdido en el tiempo. Es el suspiro de las arenas de Lesbos, que hoy desean, sueñan, aman.


Es Lorca, a lomos de un caballo de luz y verdes crines. Es Safo susurrando al oído de las muchachas que han cruzado el umbral del paraíso. Es Hernández exhalando su último aliento en una celda y dejándose arrastrar por los vientos del pueblo. Es Wilde asumiendo el reinado de la más hermosa decadencia y clamando ante los jueces del mundo por el amor que no se atreve a decir su nombre. Es Renée Vivien tendida entre violetas y narcisos, sosteniendo la pluma y entregando su sangre con cada palabra escrita. Es Whitman coronado de hierba y flores mientras celebra su cuerpo. Es Bécquer acariciando con etéreas rimas a las diosas del mañana. Es Quevedo sentado junto a Marcial, ambos burlándose de lo divino y de lo humano. Es Shakespeare besando los labios de Jake y suplicándole que abandone a Jill. Es Cernuda enseñándome a ansiar el olvido.

sábado, 19 de diciembre de 2009

In memoriam

"Porque este ansia divina, perdida aquí en la tierra,
tras de tanto dolor y dejamiento,
con su propia grandeza nos advierte
de alguna mente creadora inmensa,
que concibe al poeta cual lengua de su gloria
y luego le consuela a través de la muerte"

[
Elegía a un poeta muerto, Luis Cernuda]



Beatriz

Busco con insaciable ansia

Escuchar entre los árboles tu voz.

Águila de mi ocaso, ¡ten piedad!

Te entrego mi corazón devastado por la espera,

Rasga mi piel y arranca el oculto dolor.

Inquebrantable es hoy el flagelo de la tristeza,

Zarpan los barcos en el puerto de la desesperanza.



Nota final: No, no va dirigido a ninguna persona en concreto, ni estoy deprimida, ni estoy enamorada, o eso prefiero creer. Es, como de costumbre, uno de mis juegos literarios que mezclan poesía, normas establecidas y creación. Os animo a probar. Tomad un nombre, ponedlo en vertical y... ¡lanzaos a escribir!

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Jack shall have Jill



On the ground,
sleep sound,
I'll apply
to your eye,
gentle lover, remedy.
When thou wak'st
thou tak'st
true delight
in the sight
of thy former lady's eye
Jack shall have Jill;
naught shall go ill;
the man shall have his mare again,
and
all shall be well.

[Shakespeare, Midusummer Night's Dream]

I know I should say 'Good bye' and forget everything about you...

jueves, 10 de diciembre de 2009

De oro y púrpura

Alfombré el camino a tu hogar de flores; quebré el jacinto y la azucena, con mis dientes rasgué las rosas, dejé el aire que me pertenecía en las orquídeas. Con palmas y ramas de olivo te recibí y ante ti me incliné, con la fe de quien busca y cree encontrar, de quien ansia y desea la miel que las hojas de la tarde esconden.

Rasgué mis ropas ante ti y me solté el cabello. Cubrí de oro tus dedos, oculté tus níveos hombros con púrpura y de perlas rodeé tu cuello. Liberé palomas blancas para que Afrodita besase tu oído en mi nombre con sus alegres cantos. Rogué a las ninfas que entonasen sus delicadas melodías en tu honra, y me escucharon. Seduje a las nubes para que no ocultasen a la Luna y abracé las rodillas de la Noche, suplicándole que combatiese contra el día hasta el último de sus suspiros.

Cacé una blanca cierva y la ofrendé en el altar de piedra en que invocabas a lo Eterno. Vertí agua bendecida por obispo y por leproso sobre las flores silvestres que crecían rodeando la superficie pétrea. Encendí el fuego que purifica y engrandece, que da calor y cobija de las fieras. Las dríades danzaron y suplicaron la venida de Fortuna. Y Eros, celoso del amor de las mujeres, sonreía cruel desde lo alto de un fúnebre ciprés.


Me desdeñaste. Quebraste las flores. Pateaste la ofrenda. Apagaste el fuego. Arrojaste al suelo el oro, las perlas y la púrpura. E, inocente, arrancaste mi corazón del pecho y bebiste de mi sangre. Jamás supiste que tan sólo el hielo y el vacío rozaron tus labios antes de que la vida abandonase ese cuerpo de marfil y de niebla.

Nota final: Estos días están resultando extraños, pero bonitos. Las ocasiones en las que se me ocurre escribir esta clase de cosas, pero importa poco, cuando tenga alguna clase de problema, ya me veréis en un tono más melancólico y personal. Hoy mi vida va hacia arriba.
Nota final (bis): Tanto esta imagen como la del post anterior son del artista William Adolphe Bouguerau cuyos cuadros amo.

martes, 8 de diciembre de 2009

Morgana

Así me sentía yo, pues la sed de aquel cuerpo, de aquella mirada eterna, de aquellos labios unidos a los míos en un instante que por desgracia concluía, era cuanto menos imposible de saciar. Bebía de aquella fuente de miel y vino, y cuanto más bebía, mayor era mi deseo de hundir mi boca en la ambrosía y cantar mi alegría dionisíaca, de gritar mi amor al mundo y de esconderlo al tiempo en lo más profundo de mi alma, celosa de que alguien me lo arrebatase.


Morgana me desarmaba; me despojaba de toda defensa y derribaba corazas de acero con una sola mirada. Pero nunca me sentía tan viva como cuando desnudaba mi alma ante ella y dejaba que los sentimientos y los pensamientos más ocultos tomasen el control.

[Extracto de mi novela en proceso]

lunes, 7 de diciembre de 2009

El retrato

Y me doy gracias por haberme atrevido a retirar la tela que cubría el óleo, y a besar los labios del divino Dorian, y a asomarme a través de sus ojos a la dicha de los condenados.


[Wildianas, I]

domingo, 6 de diciembre de 2009

Olvido y renacimiento

Fui yo quien vestí la oscura capa de la muerte y la venganza frente al mundo, mas ante ti revelé la fragilidad de mi cuerpo descarnado de asesina. De poco sirvieron mis palabras antes muros pronunciadas; no fueron más que certeras cuchilladas en mi propia carne, tajos abiertos y sangrantes, realidad de pan y vino, cordero en el altar sacrificado.

De mí te reíste. Oh, Némesis un día venerada, ¿adónde ha ido tu fuerza? Y quebraste el hielo en añicos con una sola sonrisa, dejando que cada uno de esos pedazos se hundiese en mi piel. Mi carne. Mi sangre derramándose en tanto la espina se convertía en planta, y la enredadera apretaba el pecho de la que ha creído seguro el refugio de la muerte.

No fui yo quien te maté. Con cada una de tus palabras, exhalabas el último aliento frente a mí; con cada gesto de tu rostro, los buitres se aproximaban volando en círculos sobre nosotras; con cada reproche y con cada acusación, la soledad de la muerte se hacía presente y ansiaba en su sáfico frenesí besar tus labios.

Suicidio. Fue tu propia mano, tu propia voluntad, quien te quebró dolorosamente ante mí. Traté de buscarte, y en mi dócil servicio de esclava no fui bastante. Intenté matarte, y en mi misión como sicaria, fracasé. Me esforcé por cerrar mis ojos a tu imagen y de este modo ejecutar lo que de ti quedase. Mas fuiste tú quien dio el certero golpe.

Tu último aliento fue también el mío. Me mataste al morir, quebraste mi existencia, me dejaste sola y desvalida, desnuda y con marcas de cadenas rotas, frente a la eternidad del tiempo y a la vastedad del espacio. Mi frágil espíritu, entrelazado con tu recuerdo adorado, se dejó caer leve como pedazo de nube al abismo más lóbrego que el demonio de veneciana máscara haya podido imaginar jamás para los seres humanos culpables. Vi a mi alma hacerse pedazos y sonreí.

Sonreí porque sé que, tras la muerte, llega el renacimiento. Se quiebra la rama y, apenas unos meses después, brotan verdes hojas. Agoniza el ciervo entre la floresta y su ser da vida a otros entes. Se precipitan a la nada los pedazos de la rosa de cristal ya quebrada y de ellos nace una nueva y más hermosa flor.

El más pequeño tallo revela que en realidad la muerte no existe
y que, de existir, lleva la vida, no esperando el fin para detenerla,
y que dejó de ser desde el momento en que surgió la vida.
Todo va hacia delante y hacia fuera. Nada se destruye
y la muerte es diferente de lo que se supone; y más feliz.

[Walt Whitman, Hojas de hierba]

Nadie llorará esta muerte. Nadie llevará flores frente a la tumba. Nadie entonará al cielo un réquiem que ni los mismos ángeles escuchan. Nadie contemplará una inscripción de despedida y recordará. Quien pretende ser recordado tras su muerte no es más que un iluso que se cree más que una fina mota insignificante a través de los siglos. Así, mi alma quebrada no ansía recuerdo, sino olvido. Olvido y renacimiento. Ahora soy yo quien debe dar los primeros pasos de esta nueva existencia, bañada en la hermosa luz de la vida. Y eso hago con cada palabra escrita, ya no con lágrimas ni con sangre, sino con la más dulce celebración de la existencia.


miércoles, 2 de diciembre de 2009

Atardecer

El brillo más hermoso del sol es aquel que emite justo antes de morir. Después, tan sólo la noche tejida de espanto queda. Cuando la rosa de cristal quebrada arde, la dicha de alcanzar ese último segundo de belleza suprema es mayor que la tristeza de desaparecer. ¿Qué somos sino instantes en la inconmesurable eternidad del tiempo?

domingo, 29 de noviembre de 2009

Bajo la lluvia

Veo llover desde la ventana y por un instante me imagino en la calle, bajo las gruesas gotas que caen de un cielo que llora y arañan la tierra con la dadivosa crueldad de aquel que mata y muere conociendo su sino. Sueño mi cuerpo empapándose del llanto de las nubes, clamando a un edén que no existe hoy y purificando las indignas manchas del pasado en el frío golpear del agua.

El agua que da vida y la roba, señora arbitraria, pero imprescindible para nosotros, pobres humanos. La observo envolviéndome, llevándose aquello que desde dentro me hiela con su propio frío. Tan sólo yo existiendo, sin necesidad de ser nada, bajo la rotunda fuerza de una naturaleza que avasalla y toma, pero no destruye ni daña.

Y, al mirar el cielo oscuro por la tormenta, veo la luz; al contemplar las gotas de lluvia que acosan a los viandantes, veo la vida; al estremecerme ante el repentino latigazo de un trueno, escucho el clamor de quienes como yo no temen al frío, a la galerna o al agua que un dios en el que nadie confía derrama sobre los mortales y que de los pobres mortales nace.


Con cada gota que resbala sobre mi cuerpo, una pena me abandona, un dolor ya vivido se desvanece, una lágrima se hiela en los riscos de la indiferencia, una añoranza retorna a su origen y aplica divina eutanasia al recuerdo que al mundo la trajo. Con cada gemido de mi alma liberada, doy otro paso de funámbulo en la cuerda que he tendido sobre el acantilado, entrego mi ser a lo que de mí queda en el cosmos y dejo que las inquinas manchas dejadas por tu querer sean sólo cicatrices que la lluvia limpia y borra.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Autobuses

Me gustan las paradas de autobús. Me gusta sentarme bajo la marquesina y ver a gente partir y llegar, adivinar en sus rostros sentimientos y pensamientos. Me gusta contemplar al joven que cede el paso a un anciano y a la chica de cabello largo y lacio que escucha música en sus auriculares mientras aguarda la llegada del transporte público. Me gusta mirar a quien viste diferente y a quien se expresa diferente, a quien tiene otro color de piel o a quien lleva una camiseta sorprendente. Me gusta ver la vida en los ojos apagados por el invierno, el brillo en las pupilas que reflejan la lluvia.

Me gusta aguardar a que llegue el autobús, con la mirada perdida en una carretera que cientos de ruedas pisaron llevando consigo la lacra de un progreso insano. Me gusta escrutar con los ojos el fondo de la calle para adivinar si se acerca o no el ansiado vehículo. Me gusta pensar en el destino de quienes se suben a uno de los autobuses que pasan frente a mí, si esa noche reirán o llorarán, si conocerán a su pareja o romperán con aquella que llevaba años con ellos, si darán un abrazo de aliento a un amigo u otorgarán la puñalada de gracia a un alma moribunda. Me gusta saber que en esta vida elegimos, de forma consciente o inconsciente, tomar un autobús u otro, caminar por un sendero o por otro.

Me gusta contemplar la llegada del autobús esperado y subir con paso rápido. Me gusta permanecer de pie junto a una de las ventanas, viendo sin que me vean a aquellos que caminan por las calles. Me gusta sentir a mi alrededor a personas sufriendo de lo individual de nuestra existencia, tantos seres humanos que viajamos juntos hacia un mismo e irremediable destino, y que a menudo sólo alzamos la mano para dañar o permanecemos indiferentes ante el otro.

Me gusta oír las conversaciones de quienes me rodean sin escucharlas, disfrutar del buen ánimo que, por más que mil políticos quieran dejar a la altura de los suelos con ayuda de la muy real crisis, todavía demostramos los españoles. Me gusta ver mi reflejo en el cristal y preguntarme quién soy. Me gusta ver de nuevo ese mismo reflejo y preguntarme quién he sido y quién seré. Me gusta ver los anticuados anuncios y los frescos spots de publicidad de las pantallas que nos informan de los vacuos valores de la bolsa y preguntarme quién me recordará. Quién nos recordará a todos nosotros cuando no seamos más que polvo en el viento.

Me gusta llegar a mi destino y descender con calma del autobús. Me gusta ayudar a quienes tienen dificultades para solventar la diferencia de alturas con mi brazo. Me gusta sentir la vida, la esencia de la especie humana, tan cerca de mí. Me gusta ver alejarse el autobús. Me gusta caminar por la calle con la sensación de estar acompañada aunque sólo el viento frío de noviembre honre mi sonrisa desvaída.