lunes, 17 de mayo de 2010

Finis Terrae

Viajar al fin de la Tierra. Culminar un camino con el paso firme de quien no tiene la más remota idea del lugar al que se dirige, pero permite que sus pies avancen de todos modos. Allí no había silencio. Voces, unas altas y otras más suaves, graves y agudas, chillidos de gaviota herida y de alma inconsciente al borde del precipicio. Quería que callasen. Necesitaba hallar la paz dentro de mí y, entonces, lo hicieron. Se sumieron en la quietud del olivo.

No existía sino el mar y la sombra apacible. Brillaba, como mil soles decadentes y atravesados en el asta de la historia, como mil alegrías de luna y de infierno musical. El Bosco. Y luego, un silencio de muerte y de eternidad, que llama y suplica. ¿Locura? Ah, triste y dulce realidad de sueño. Sentada sobre la roca, perdí los ojos entre las hierbas. Dejé las manos en el liquen y olvidé los oídos en el griterío lejano. Tan sólo tierra, fuego y mar. Ardía. Y el aire también. Todo ardía. Dentro de mi interior helado, nada. Nada. ¡Nada! Nada excepto tu ausencia de margaritas y de rojas páginas rasgadas. ¿Qué es esta tristeza tan tonta de saber y no decir? ¿Qué es esta risa tan melancólica de presentir y no advertir? ¿Qué es este susurro de muerte y de viento?

Y la nave va, como en la película de Federico Fellini. Se aleja, aún sabiendo que en el mar existe un débil y leve surco. Éste se difumina. Yo no soy de mar. Yo soy de tierra abierta y herida, de tierra quemada que se esconde en lo negro de las estrellas y vuelve su rostro para que la luz no la encuentre. Yo soy de maleza incendiada y oscura, de árboles tronzados y de juncos que se doblan una y otra vez, pero que jamás llegan a romperse. Hasta que un día lo hacen. Hoy he llegado al fin del mundo. Y, por un momento, no he sentido el más mínimo interés por regresar.


Nota final: Hoy es el Día contra la Homofobia y el Día das Letras Galegas. Así que, señorit@s, quedémonos con El que quiera entender, que entienda, de Mägo de Oz, y olvidemos estupideces y prejuicios que no conducen a ninguna parte. No voy a extenderme aquí acerca de las diferentes formas de homofobia, de lo que ésta ha causado y sigue causando, ni voy a detenerme en anécdotas particulares y generales, ni añadir textos literarios que ya veis por aquí frecuentemente (que ni Oscar Wilde ni Renée Vivien eran precisamente heteros).
Felicitaciones a Uxío Novoneyra. Para mí, siempre quedará ese Porque non podo ser nin ser así, que tan bien refleja cómo me siento a veces. He estado en Fisterra... es decir, en Finis Terrae. Y ha sido un día melancólico. Porque no puedo con esta dualidad absurda de ánimo. Porque no puedo pensar tanto, ni perderme de esta manera en mí. Porque debería hacer un montón de cosas, y no quiero. Porque sería interesante empezar por enfadarme y acabar por enviar al mundo a su fin, por convertir mi respiración en misantropía. Pero, sin embargo, vivo estática. Con lo que me gusta el dinamismo... ¡Ah, y no deseo olvidarlo! El resto de las fotos de hoy, como siempre, en mi galería.

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