habré de levantarme
al cabo de mil años
lamiendo
flores
(e.e. cummings)
ha llegado el momento de escribir
mi poema
con el dedo índice
en las entrañas
(no estoy perdida si todavía
puedo indicar el camino y desdibujar
los contornos del mundo)
todavía puedo extenderme
como una vela
sobre el mástil que traza este tic-tac
infinito
todavía puedo abrir la boca
bajo el cielo inmenso y beber
meses de frío
y sangre menstrual
y sangre menstrual
que van entrelazando un caleidoscopio
(la arritmia)
y abandonando
y abandonando
mis párpados en los arrecifes
(no hablo de naufragio si sostengo
el incendio de los cristales)
vivo
enroscada sobre mí
mi poema es
una espiral
sin sentido ni
destino y yo
ya no dibujo
ya no sé dibujar mapas para asegurar
nuevas capitulaciones
al otro lado de esta verdad ciega:
tu epicentro agitando el mar
inconsciente
de mi cintura
(papá me insulta
varias veces al
día
para que entienda el significado
preciso de la
palabra
dolor
pero yo soy una
única palabra
ajustada a la
reverberación de la tierra)
abrí los ojos en
abril hace unos días o varios
milenios de sal y
mi abuela nunca
supo quererme como
yo no sé querer
los brotes que me
nacen en el borde
del pubis
estoy tapizando mi
habitación con versos
de apollinaire,
sobre mi cama
se lee el sol se
derramaba un día
como un útero
(es muy difícil
pensar en irse)
suena agitada la
música de
robots
tengo tanto cuidado
con mis manicomios
porque necesito
mimar niñas
transparentes,
niñas
abiertas sobre la
doble
hilera de maxilar y
hueso
(masticar el
silencio del cráneo y
deglutir lo
insípido
no es mi voluntad,
he aquí la esclava
del señor)
lo escatológico.
lo que no es sudeep
sen
he pasado semanas
enteras elaborando
el simulacro para
mis catástrofes y ahora
que vivimos el
incendio solo puedo
sentarme frente al
viejo
hospital y aplaudir
las piruetas de la
bailarina
resbalo
entre tantos
barrotes
¡blasfemia! ¡blasfemia!
(la parodia
romanticista en la que
ambas se masturban
hasta el éxtasis y
el asesinato)
la hermosura del
colirio y estas
sábanas blancas
(yo no estoy loca)
me constituyo en
escisión de todas las
voces y reclamo el
derecho inalienable
a ser feliz con mi
pecho abierto y las
costillas bordadas
a metal y
arena
puedo recorrer
todas las
calles de brujas
con la estrella roja
de tu sangre en la
frente y también puedo yacer
atada en el secreto
y el desahucio
pero he venido a
este cuarto
abierto a los ocho
senderos del mundo
para quedarme
he venido para leer
a gritos cada verso
temeroso, para
sostener
la nota más aguda
que el violín de
mi espalda
pueda ofrecerte
he venido a este cuarto
para quedarme
(voy a dormir
arropada en
sibelius y la
dulzura de estar viva)
he venido
para quedarme
he venido
para quedarme