martes, 1 de junio de 2010

Un susurro de guerras lejanas

Quiero ser por una vez el puñal de piedra y aire, no la piel semejante al marfil. Quiero el grito de la noche y la hierba desgarrada a tus pies, señales de verde en el mármol. Quiero tu silencio de azucenas. Quiero entregarme al fuego y aprender a arder, convirtiendo el páramo en bosque fértil. Quiero un final. Quiero un principio. Quiero una bala de metal oscuro, y un susurro de guerras lejanas, y un himno patrio en quien nadie crea, y una bandera por la que morir con el brazo en alto y los labios sellados. Quiero encontrar de nuevo mi voz, ésa que yace perdida en las nubes rojas. Quiero abandonar esta sonrisa de quien sabe y no revela. Quiero odiar. Odiarles, odiaros, odiarnos, odiarla, odiarte, odiarme. Quiero sentir lo oscuro, porque he perdido la capacidad de albergar dentro de mí lo que nace de la luz. Quiero ser puñal, espada, sol y hombre. Quiero que sólo exista mi voz. Quiero ser narcisista y amar el reflejo de mi espíritu en la cúspide de una paradoja. Quiero rasgar las hojas de los árboles y adorar a Verlaine. Quiero que mis ojos mueran. Quiero tomar en brazos mi cuerpo de sal y arrancarle de ese mar que ha dejado de moverse hace demasiado tiempo. Quiero la alegre locura en brazos del olvido. Quiero que nadie desee decir de nuevo al mirarme de frente que parezco un fantasma. Quiero que sepan que lo soy. Quiero serlo. Quiero mi hilo de araña entre ambos lados del precipicio. Quiero danzar en la cuerda de funámbulo hasta que se quiebre. Quiero que todos callen, para que el rumor de la arena y el agua sea claro. Quiero conocer la verdad y jugar en el tablero de quien divide el alma en pedazos. Quiero arañar el muro en que escribí silenciosamente tus palabras vacías y reírme de su falta de significado. Quiero reírme de todos vosotros. Quiero reírme de mí misma. Quiero creer en las respuestas del absurdo. Quiero existir siendo tan sólo niebla de sueño.


Música del post: Tears don't fall, de Bullet for my Valentine. Hacía meses que no escuchaba esto...
Nota final: Difícil de explicar, y con eso basta. Que es metáfora, y realidad, y literatura, eso no es difícil saberlo. Y que últimamente no sé qué demonios hago, que pocas ganas tengo de mar y atardeceres. Pero estoy empezando a reírme de todo, ése es mi único deseo cumplido. ¡Ay! Olvidarse de llorar es una de las peores cosas que puede hacer una persona... tan estúpida que lo sé, y no tengo el menor interés en cambiar nada.

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