lunes, 28 de junio de 2010

Y Rilke decía...

Usted pregunta si sus versos son buenos. Me lo pregunta a mí. Anteriormente le preguntó a otros. Los lleva a las revistas. Los coteja con otros, y se preocupa porque algunas reacciones los rechazan. Entonces (como usted me ha permitido aconsejarlo), le suplico que abandone eso. Usted mira hacia fuera, y es precisamente lo que no debe hacer ahora. Nadie puede aconsejarlo ni ayudarlo, nadie. Solamente existe una manera: entre en sí mismo. Descubra el fundamento que lo lleva a escribir; investigue si tiene raíces en el lugar mas profundo de su corazón; reconozca si para usted sería necesaria la muerte en caso de ser privado de escribir. Esto ante todo: pregúntese en la hora más callada de la noche: ¿debo escribir?. Busque en lo mas profundo de sí mismo la respuesta. Y si ésta es afirmativa, si enfrenta esta grave pregunta con un seguro y sencillo "debo", siendo así, edifique su vida conforme a tal necesidad: su vida, aún en la hora mas insignificante y pequeña, debe ser signo y testimonio de ese acto. Entonces, trate de expresar como el hombre primigenio lo que ve y siente, lo que ama y pierde.

Nota final: Todo está resultando demasiado extraño. Verano. Verano. Verano y existencialismo. Y estas inestabilidades. Tengo tanto y tan poco; este conjunto de dudas y de recuerdos que no me deja avanzar. Al menos han reaparecido las ganas de escribir. Quizá cambie de blog. Quizá.

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