lista
de la compra:
hoy
abrimos las ventanas como si fuese
abril
mi
cajera favorita lleva el cristo
crucificado
en
la boca y dalí siempre bendice
a
los terneros, un escorzo
que
deshace la concatenación
universal
de
las palabras
nací
encogida
sobre mi epicentro
cubierta
de líquido amniótico denso
y
suave
olía
exactamente
igual
que mi casa a las tres de la mañana
con
dos cervezas
(berliner
o heineken)
y
trinidad rompiendo la cabeza de muchos mormones,
jodidos
mormones que nunca han hecho daño
a
nadie y que quizá por eso se merecen la muerte, pero mira
ahí
vienen los burgueses
ultracapitalistas
y yo doy un trago a la cerveza
te
miro y bebo te miro y bebo
te
miro y bebo;
quizá
cuando aún no había abierto
los
ojos
por
primera vez
(el
momento determinante de mi existencia
en
el que todas las células decidieron
tomar
aire
en un nanosegundo
industrial)
entonces
desconocía
el significado
preciso
de soñar tu muerte de muchas
maneras
y sentir un vacío
crónico
cóncavo
íntimo
en
las costillas al saber que estabas muy cerca
y
yo muy lejos
ahora
mientras
me envías mensajes torpes o rompes
las
señales de humo
ahora
me
acuerdo de ti en esta habitación de hospital
nazi
y
dibujo ballenas grandes y azules, ballenas
jorobadas
y blancas como
granos
de arena por tus
pies
cansados
dibujo
ballenas
en el hueco de las uñas y les construyo
una
casa con rocas enormes para que mueran en silencio
sin
recordar
su
propia existencia
(las
ballenas del discovery
también
me hacían llorar)
todos
los oficinistas bailan al ritmo
de
una chacona
nunca
volveré a tener
cuatro
años, nunca
volveré
a vivir el 1998 como una esperanza
convexa
hundiendo
la vía láctea, me despierto
húmeda
y necesito matar a todos
los
fantasmas
que
roban voces
los
gusanos
se
deslizan tras los ojos de mi cajera
favorita
y usurpan
sus
labios de caucásica normativa, uno
setenta
y pelo dentro de los márgenes
estereotípicos
de los poemas, algo como cobrizo
o
dorado, a veces solo sé
dibujar
las golondrinas sobre sus pechos y me da por pensar
que
estoy más sola
o
menos sola en esta ciudad de piedra
y
es una sensación muy extraña la de cambiar
cuando
todo y nada
cambia
a mi alrededor, el capitán
ha
muerto
y
no habrá funeral, sobran las palabras
porque
falta el valor para trenzarle las venas
con
flores e ir celebrando
simposios
en su honor, yo no quiero
recordar
lo que sigue existiendo
y
vuelvo a casa en momentos
de
luna por si es demasiado
pronto
o
demasiado
tarde
(mi
cajera favorita me cobra las cervezas
se
equivoca con el cambio y está bien así, está bien el aire
fresco
en la nariz y la oscuridad sobre los montes
llamas
para decirme
que
los jubilados alemanes encabezan la lista de cuerpos
diseccionados
en las facultades de andalucía
y
yo te cuento que estoy respirando, que soy feliz así, capitán
que
soy feliz
aquí
así
que
soy feliz
aquí)