lunes, 30 de abril de 2012

petequias

los pájaros me nacen en las piernas, me nacen en las clavículas
van debilitando la pared del útero con sus picos hasta que
rasgan la tráquea
imperfecta
y es cierto que no puedo
pasar la eternidad con las costillas rotas como
un palacio de musgo

no sé cuántos
años llevo ya atada a las vías de esta
estación sin nombre ni destino
deben de ser muchos porque los robles se me enraizan
en la sensible pulpa del clítoris y abrigo semillas bajo cada
diminuto
pedazo de piel
me crecen hojas en los párpados
tengo la garganta húmeda y llena de tímidos brotes, la garganta
florecida como los cerezos, Domine
como los cerezos

(visión: te pareces un poco a hô chi minh o a gagarin cuando
abandonó la nave y fue otra vez un niño

abrir tu cráneo como una cáscara de nuez arrugada y fría

acumulo pedazos de hueso en manos que nadie
se atreve a llamar petequias)

a mi poesía le falta contención porque no hay nada
además del cinismo
que sea sensato en mí y la expresión
imperfecta
se parece a los pasos de una bailarina a la que alguien hubiese cortado
la punta de las zapatillas de ballet

soy el producto
íntegro
de mis deseos y no respondo a la perversión
la mala influencia la sociedad las iglesias las ingenuidades
las masas que gritan el trauma el dolor o las salas de
autopsia en las que
es posible devorar cadáveres demasiado ligeros para
pertenecer a este mundo

el mundo es la carne
la palabra y
el éxtasis

había una mujer unida a una máscara que se
escondía en todos los cuartos de piedra
y a veces
lloraba por no saber arrodillarse
con los ojos mojados de tanto
tanto frío
esa mujer era yo

todavía me pregunto cómo consigues pulsar cada
pequeño resorte del placer, como si explorases con los dedos
el interior de un inmenso violín y
hay palabras que contorsionan los brazos
los pechos la cintura las muñecas
mi voluntad

yo
que soy toda egolatría toda altivez toda ausencia
quiero no ser yo sino arcilla suave resbalando
en tus manos
hay palabras que contorsionan el metal de las
vértebras

nadie necesita entender nada cuando se abren las costillas y son
solo los susurros las lágrimas la complicidad y esta
ternura
de descansar el uno en el otro

lunes, 23 de abril de 2012

el monte fuji en rojo

a veces pienso en levantarme antes de las cinco para
ver cómo te derramas en mis horizontes

yo no sé escribir poesía como tampoco sé desactivar los resortes de
esta rueda universal que gira y gira sobre
vuestros cuerpos
y es verdad que elevo pájaros hasta
levantar una torre mucho mayor que la altura de las palabras

la definición exacta de las horas muertas se parece a una luz
perdida en el televisor

odio cuando la lluvia se seca sobre la piel y solo queda un rastro húmedo
y frío
como el silencio
pero ahora soy la sombra de una letra infinita
la arritmia perfecta de mis paros cardíacos me clava en la cruz
mientras inyecto
azufre en el chirriar de las vértebras
el latido industrial de mis clavículas se rompe cuando me impulsas contra la tierra

estoy viva

ojalá pudiera hilvanar mis ojos en un sueño de trigo y
van gogh

puntada a puntada
voy deshaciendo el tapiz que me entreteje y me anula
levanto los hilos y dibujo estrellas
debajo de la piel
la luna se esconde en los pliegues de mi sexo porque
tengo una herida abierta debajo de cada uña y cuando tú no puedes verme
trenzo la red de capilares que deshace cada diminuta parte de mí

existo flexionada sobre mi centro de gravedad
imposible

me han dicho muchas veces que la ausencia tiene mis ojos y que
me asfixio por no abrir la garganta a tiempo

nadie adivina que yo necesito gritar hasta rasgarme los párpados
hasta romper todos los cristales de todas las bibliotecas porque vine al mundo
siendo sangre y volveré con los ojos llenos
de polvo y arena

me encantan
las mujeres y las cortinas y las medias
y los besos dados sin carmín bajo los labios
y las conversaciones banales y la mano bajo la falda y todas las novelas de virginia woolf
y la piel erizada de los muslos
y las promesas que no suenan y las máscaras y las faldas por el tobillo

pero
lo que de verdad me encanta
eres tú

tengo que levantarme sobre la punta de los pies para proteger
mi jardín de diminutas petequias

las luces apagadas se llevan los cristales del edificio
alguien desea que el piano se deslice por la ventana y nos arrastre a todos
(anoche soñé que me atabas a la primesa frase
de un poema de manuel vilas y debo decir que fue
maravilloso)

me gusta recordar lo simple de la palabra simple

miércoles, 11 de abril de 2012

TAC

me lastima hablar desde tan lejos y empaquetar cada una
de mis palabras por el pánico
a decir lo inconveniente
adornarlas con lazos y dibujar a cuchillo pequeños antifaces
de bilis y hueso podrido
sobre sus rostros llenos de letras como
esas mañanas en que despierto sin ser yo y el agua caliente
me recuerda que estoy viva y a veces estar viva es solo
sentir el dolor
reiterado
o espiral
en la curva del vientre y saber que faltan dos horas
para tumbarse en el asfalto y escuchar la contestación
inapelable de la tierra evitando
mis ausencias
y abandonándome en la sala de azulejos a medio romperse
donde leer el periódico es condenarse, pedir la palabra es condenarse,
abandonar la silla por un segundo es condenarse
a la espera narcisista junto a las ventanas
de doble ala y espejo

no puedo contarte que las vías vibran en mis venas ni
debo decirte que a veces
lloro
en los baños de los hospitales porque me gustaría
que estuvieses ahí cogiéndome
la mano
cuando los periódicos se levantan sobre sus bigotes y las planchas de metal
me hunden los pechos y tú sabes
que nunca he querido ser una señorita y que ni siquiera
he aspirado a convertirme en una mujer
pero sí me he visto obligada, dolorosamente
impelida a explicarte que se me rompe la tráquea si ellos
buscan las diminutas raíces del grito en el coágulo de sensaciones
si ellos me desgarran los nervios

y dime si es justo que yo no pueda encontrarme
en los cristales
antes de caer con la pulpa de los antebrazos abierta
para que aniden los pájaros, y es cierto que a veces
imagino el contraste azul recorriendo en paro
cardíaco
los pequeños capilares que me configuran

y entonces
me convierto en una niña a la que alguien ha abandonado
en todas las estaciones de metro de este mundo
varias veces
con las manos esposadas a la vía
y podría soltarme y correr
libre desnuda en una explosión de sangre y lirios
por todas las habitaciones de esta cárcel blanca
pero no lo hago
espero quieta al tren que arrolle la inexactitud
de mis versos
y ofrezco mi aceptación
a los jugadores que hurgan mis arterias marchitas
ellos fuerzan mis caderas contra el barro
dicen que hay veneno escondido debajo de la piel y que la deformidad evidente
de las vísceras justifica su sentencia a treinta años
de ácido y agujas y papeles y archivos
y yo no sé cómo explicarles que estoy viva

que estoy viva

lunes, 9 de abril de 2012

apnea

por qué busco
posibilidades de asfixia en cada golpe
que me impulsa hacia lo profundo de mí y me reduce a arena
elástica
me desdoblo para encogerme sobre mi cuerpo y vacío
despacio los pulmones cuando toco profundo
y si entonces yo abriese la boca relajase la garganta y aspirase, me hundiría
en el olor amargo del yodo
mi cuerpo se expandiría pesado bajo la necesaria
línea de flotación que nos arrastra a la orilla

yo no quiero morir pero tampoco quiero
salir del agua que me acoge como una madre y sube
por mis piernas señalando un camino de diminutas espinas,
se me rompen los tobillos por la extrema necesidad
de encontrar petequias bajo los antebrazos
porque yo soy
yo
y no sé escribir mi nombre con mayúscula
ni sé cuántos pájaros se esconden debajo del esternón
pero sí sé doblar la cuadratura perfecta
de mis sueños

hoy es el día del silencio y hay una hoja de ciprés prendida en cada
erizo
voy por esta noche rompiendo las bocas de incendios para que nadie pueda apagar
la hoguera con la que llamo a tu voz
desde nuestra atalaya de ahogados

hago con la desesperanza un nudo prieto y lo arrojo a los marineros
nadie tiene nombre en los caminos de arena

me hace falta la dosis justa
de hipérbole para inyectar oxígeno a estos versos y volverlos
un juego sólido de promesas sobre el que edificarme
pero me disuelvo como un pedazo de papel húmedo hasta el instante-secuencia en que
corto la barrera discontinua, la que me separa de mí
y dejo de escuchar(os)

desactivo los resortes corporales que me mantienen sometida y
afirmo tus ojos abiertos bajo
las goteras que anegan esta cáscara de nuez,
las nubes se derraman en sangre a contraluz y si
quiero acometer mi bautismo
en el límite de la cordura es
porque tengo navajas entre las sienes

los veinte segundos son el reloj que me empuja fuera del
útero imposible en el que me encojo y decido
no respirar


sí, claro que he vuelto al agua

domingo, 1 de abril de 2012

degollarán anarquistas III

podemos
Foder
ata romper a paus o espírito de Deus

Olga Novo


hoy quiero llorar porque estoy viva

Señor,
beba agua y sepa que existen dos cielos
pero usted
siga escribiendo siga escribiendo y la policía que hace granos de arroz
esta madrugada
en francia están despellejando veinte cigüeñas cada hora tú y yo decimos que violeta
tú y yo no decimos

por favor, no deje de escribir
nunca

las mujeres que no se parecen a mí enloquecen con
los gritos debajo del lavabo y los ratones de bilis
petequias
ninguén pode dicir que non somos
p-e-t-e-q-u-i-a-s
la gente hermosa no necesita las palabras que hay entre mi bolígrafo y tu pecho

el gato del presidente de rusia no
es concreto

tenemos que salir a la calle con el esternón en lo alto
roto y hundido en las sienes, vuelto la deformación grotesca de cada
una de sus salmodias
tenemos que salir a la calle con el cuerpo desnudo y pintado, con el cuerpo lleno de pájaros y collares de cuero y corsés y tacones finos como la lengua de lucifer
tenemos que salir a la calle con todos sus pequeños dolores escondidos debajo de las costillas para liberarlos
en el momento de la tragedia
y reírnos de cada lágrima derramada y bebernos cada lágrima derramada
y aprender a hacer el amor
sobre el asfalto las casas los elefantes las academias los altares los libros los poetas
tenemos que quemar las imágenes antiguas y convertir
la palabra en el centro de las ciudades
decapitar a quienes no dicen nada cuando levantan la voz
y solo saben arrancar la piel de los niños que escriben su nombre
con carmín

(yo sé hablar del dolor porque vengo de entre los muertos)

bájame de la cruz
te lo suplico, _ _ _ _ _
mire usted el diminuto sollozo de los andamios
soy yo rota contra las cuerdas
soy yo planetaria
mis pechos arden
porque oculto antorchas encendidas en cada rincón de mi cuerpo
empújame a la tierra, húndeme en la tierra y deja que me llene los pulmones con las tristes gotas de barro
tengo mercurio en las clavículas
y me sostengo de los maderos mientras agonizo
aquí
mientras agonizo
bájame de la cruz
hoy moriría por besar los labios de todas las personas del mundo
hoy moriría por besarte las manos

estoy viva