miércoles, 3 de octubre de 2012

Χάος

el acantilado la cloaca los páramos
qué importa
si levantas la superficie en labor
de arqueóloga
si me levantas entera
sobre el vértice, pliegas las costillas
y comienzas este ejercicio
de llorar en el parque
a las nueve y diez de la mañana
entonces
si me ayudas a arrancarme la piel tira a tira
como en esos frescos del siglo catorce
donde los mártires parecen
niños y yo te enseño las marcas que no
me atrevo a besar

e
l

s
i
l
e
n
c
i
o

entender la desconexión como una necesidad
impuesta por las
circunstancias
y yo no soy
así
como ellos quieren verme como quizá
yo quiero verme a veces
y estoy segura de muy pocas cosas
pero si hay algo que sé
por encima y por delante
incluso
por encima de ilión
virgen
de romper ciudades
de estas manos como cuerpos
hundidos en sangre por encima de estas
manos
sé que respiro
y no me gustan las comparaciones no me gustan
los juicios, jamás
miro los ojos de nadie para rasgar pupilas
porque me bastan estos dieciocho años de diseccionar
las cuerdas vocales
en un afán neurótico por descubrirme

viajo a doce mil pies de altura
con las manos atadas a la espalda

viajo a doce mil pies de altura:
mi cuerpo
es un páramo
que se inunda
y me vierto
dentro de mí como un manantial
inabarcable de semen y agua
coexisto con la incoherencia
de mi(s) sexo(s) y no tengo miedo
porque soy capaz
de seguir gritando con la garganta rota
y raspada
en silencio
a doce mil pies de altura
o enterrada en una pirueta de bataille
sobre mis omóplatos

(me nacen flores 
como balas en el vientre
me nacen orugas en las costillas
y tengo los pechos cargados
de leche para amamantar
a las niñas que nadie quiere
tengo tanto
cuidado
con mis manicomios)


cuando estoy triste
bebo café y odio los jueves y plagio
a fernández mallo
cuando no estoy triste
bebo café y odio los jueves y plagio
a fernández mallo
pero ahora
existo y esta realidad concreta
de las manos como cuerpos
a las nueve y diez de la mañana
este misterio del líquido
amniótico anegándome
los oídos
las manos y llorar
como lloran los niños en el diluvio
universal de las palabras
derribar dublín y utilizar todas las piedras para sepultarme
porque debajo de la tierra sigo sabiendo
quién soy
qué he hecho y qué
quiero
hacer
más allá
de las cuatro paredes rodeándome
la alameda a las nueve y diez
de la mañana, las rodillas
rotas cuando están literalmente rotas
porque no sé correr por las calles
vacías de mí y las lleno a gritos
con la fuerza que me abre los pulmones
revienta los alvéolos interrumpe
la frecuencia cardíaca
tic-tac
no es la fórmula ni lo será
nunca
porque viajo a doce mil pies de altura


Man Ray lo hizo.

2 comentarios:

  1. La sensación de sentarme a reconectar con el nuevo día, y que esa cuerda me lleve directamente al fondo de tu barranco es indescriptible.

    En tu sima voy despertando.

    ¡Cuánta sorpresa de buenos días!

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  2. Me alegra que te hayas dejado caer por la sima en un momento tan terrible como aquel en que nace el día, siempre me han aterrado los amaneceres y maravillado a un tiempo. Doble constatación de vida.

    Siempre es un placer leerte.

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