miércoles, 31 de octubre de 2012

somatizar

(las cosas que me dan miedo)


(Wrongly accused of being, Rebecca Cairns)

domingo, 28 de octubre de 2012

sin darte cuenta

sin dejar que me dé cuenta
atraviesas el iris
en carne viva
revientas el pubis
(la lenta eclosión de las palabras)
la sangre es también muy lenta
sobre las rodillas
sin piel, yo no puedo
explicar
lo que es el dolor húmedo
pero sí puedo levantarme
sobre las falanges rotas
para mirarte desde mi voluntad
y no decir
nada

la disonancia musical es un juego peligroso

si cometes un error,
perdemos todas

y tú,
la primera

[decir con palabras de otro mundo
que esta noche no es de noche
porque vivimos una hora antes y entonces
no vivimos
nunca
y los trenes las cenas de fin de año
los bailes en casa del señor
stein
nos arrollan
con la violencia de una cascada o un siglo
o un bebé sorbiéndome
la vida
con su lengua golosa

los pezones y el sentido
primero
de la existencia]

domingo, 21 de octubre de 2012

trouille


la habitación, mis costillas

diseñar una armonía
diatónica
y esta manía del café
a las cinco cuarenta y siete
de la mañana, esta manía
de no dormir y el frío
perfilando
los huesos
por esta manía de no dormir
en las ventanas, de ser
todas las noches
(incluso esta noche)
un gato
sin uñas sin pelo: un ojo
medio rasgado
cuando los ojos han visto mucho
y detrás de la frente
solo existe
un océano lento
de palabras
descubriendo caminos
levantando la piel
perforando la boca
en un crisol
maravilloso

el gato crece siempre a golpes
muy recios
en el lomo
y nunca puedes estar seguro
de que se ha hecho
mayor y de que ya no necesita
esconderse
en el armario
con el orgullo
un poco herido
porque las casas nuevas
huelen extraño y también
los gatos tienen
miedo

(puedo detenerme solo
cuarenta y siete
segundos
para precisar

pero el gato se queda inmóvil
debajo de las sábanas
hasta el café
de las cinco cuarenta
y siete

(tengo mucho sueño

leer a sade porque nadie entiende
a sade y a todo el mundo
le encanta hablar de sade

yo tampoco estoy segura
de entender a sade
pero sé que le gustaba ser libre
y a mí también
me gusta
ser
libre, y a los gatos,
a ellos les encanta la ventana
y también les gusta
que les acaricies la piel
detrás de las orejas
justo ahí, el invierno, rasgar el frío
como una sinfonía en espiral:
la lluvia
ametrallando
los labios

y trouille
tenía razón)





domingo, 7 de octubre de 2012

isótopos


si la erupción que sepultó
pompeya en el año 79
abrigase las calles
de santiago
con lava y gas y piedras
los arqueólogos me encontrarían
aquí
sola
o no
junto a los coches 
y serían capaces de establecer mis índices
corporales, medirían
los isótopos
de potasio que irradia
la médula:
hasta es posible que descubriesen
la no duplicidad
del cromosoma x

analizarían con máquinas
complejas
las fibras de tu camisa que se han quedado
bajo las uñas, noventa y cinco de algodón
(tan suave)
frente al poliéster
yo respiraría muy quieta
un insecto en ámbar
fingiendo el sueño de mil
ochocientos
años
(tengo práctica,
créeme)
y así no existiría la más mínima
sospecha
de mi indefensión
me extenderían sobre una gran cama blanca con líneas
blancas papeles blancos azulejos blancos
todo el cuerpo rociado de reactivos
violeta azul
FAULKNER

recogerían los objetos inútiles
el libro de carver abierto
en prosser o en el poema
del colibrí, la calefacción a tope,
cansados hasta los huesos, el olor de pólvora
aún en nuestros dedos
pondrían nombres muy largos
___________[con muchos números
__________________[para confundirnos
a los bolígrafos el folleto del códice
los cables y el móvil
vibrando
en una sincronía con todos los gritos
de perra que han roto la historia
la histeria
y ahora hago una pausa
para decirte que no verían
la castaña
diminuta
entre mis dedos
__________________________[probablemente la apretaría muy fuerte,
____________________________el monóxido
_______________________________ los cristales

incluso cuando me abriesen la mano
rígida
y firme sobre el fruto
cuando intentasen separarme los dedos
yo les mordería a todos los ojos
desde mi sueño de dos mil años
sepultada
piedra a piedra;
me levantarían con mi vestido verde
las manos como cuerpos
y sabrían que nunca llevo ropa interior que me gustan
las postales de kioto
que hace frío y por eso me tapo la cara
hasta las cejas
pero no podrían explicar los frutos echando raíces
en mis muñecas
fosilizadas
la savia y la resina
humedeciéndome
la boca
y la sonrisa que me partiría los labios
en el momento mismo
de ser aire porque moriría
como yo quiero morir
es decir
sabiendo
que no sé
que me estoy muriendo
lucharía hasta el final por el último pedazo
de tierra de vida de río
la última gota de agua dinamitando
mis pulmones
y si una vez te juré que no estaba aquí ni para morir
ni para matar
lo decía
con todo el peso de las palabras
yo estoy aquí para delimitar
tus hombros en un arco
de sangre y gritar tan fuerte
en esta acera
donde nadie me escuche
gritar hasta que se me rasgue la garganta
que soy libre
y que estoy
viva

y por eso apretaría tan fuerte
la castaña
el fruto de otoño virgen
contra las falanges
rotas
(una dinamo girando en cualquiera
de nuestros
universos)
no puedo morir porque estoy respirando
y esta verdad absoluta
no niega el invierno
sino que lo invita
a derramarse
en el cáliz de mi pelvis

(los arqueólogos no entenderían
nada
de esto
pero tú
ya
lo sabes)

miércoles, 3 de octubre de 2012

Χάος

el acantilado la cloaca los páramos
qué importa
si levantas la superficie en labor
de arqueóloga
si me levantas entera
sobre el vértice, pliegas las costillas
y comienzas este ejercicio
de llorar en el parque
a las nueve y diez de la mañana
entonces
si me ayudas a arrancarme la piel tira a tira
como en esos frescos del siglo catorce
donde los mártires parecen
niños y yo te enseño las marcas que no
me atrevo a besar

e
l

s
i
l
e
n
c
i
o

entender la desconexión como una necesidad
impuesta por las
circunstancias
y yo no soy
así
como ellos quieren verme como quizá
yo quiero verme a veces
y estoy segura de muy pocas cosas
pero si hay algo que sé
por encima y por delante
incluso
por encima de ilión
virgen
de romper ciudades
de estas manos como cuerpos
hundidos en sangre por encima de estas
manos
sé que respiro
y no me gustan las comparaciones no me gustan
los juicios, jamás
miro los ojos de nadie para rasgar pupilas
porque me bastan estos dieciocho años de diseccionar
las cuerdas vocales
en un afán neurótico por descubrirme

viajo a doce mil pies de altura
con las manos atadas a la espalda

viajo a doce mil pies de altura:
mi cuerpo
es un páramo
que se inunda
y me vierto
dentro de mí como un manantial
inabarcable de semen y agua
coexisto con la incoherencia
de mi(s) sexo(s) y no tengo miedo
porque soy capaz
de seguir gritando con la garganta rota
y raspada
en silencio
a doce mil pies de altura
o enterrada en una pirueta de bataille
sobre mis omóplatos

(me nacen flores 
como balas en el vientre
me nacen orugas en las costillas
y tengo los pechos cargados
de leche para amamantar
a las niñas que nadie quiere
tengo tanto
cuidado
con mis manicomios)


cuando estoy triste
bebo café y odio los jueves y plagio
a fernández mallo
cuando no estoy triste
bebo café y odio los jueves y plagio
a fernández mallo
pero ahora
existo y esta realidad concreta
de las manos como cuerpos
a las nueve y diez de la mañana
este misterio del líquido
amniótico anegándome
los oídos
las manos y llorar
como lloran los niños en el diluvio
universal de las palabras
derribar dublín y utilizar todas las piedras para sepultarme
porque debajo de la tierra sigo sabiendo
quién soy
qué he hecho y qué
quiero
hacer
más allá
de las cuatro paredes rodeándome
la alameda a las nueve y diez
de la mañana, las rodillas
rotas cuando están literalmente rotas
porque no sé correr por las calles
vacías de mí y las lleno a gritos
con la fuerza que me abre los pulmones
revienta los alvéolos interrumpe
la frecuencia cardíaca
tic-tac
no es la fórmula ni lo será
nunca
porque viajo a doce mil pies de altura


Man Ray lo hizo.