domingo, 7 de octubre de 2012

isótopos


si la erupción que sepultó
pompeya en el año 79
abrigase las calles
de santiago
con lava y gas y piedras
los arqueólogos me encontrarían
aquí
sola
o no
junto a los coches 
y serían capaces de establecer mis índices
corporales, medirían
los isótopos
de potasio que irradia
la médula:
hasta es posible que descubriesen
la no duplicidad
del cromosoma x

analizarían con máquinas
complejas
las fibras de tu camisa que se han quedado
bajo las uñas, noventa y cinco de algodón
(tan suave)
frente al poliéster
yo respiraría muy quieta
un insecto en ámbar
fingiendo el sueño de mil
ochocientos
años
(tengo práctica,
créeme)
y así no existiría la más mínima
sospecha
de mi indefensión
me extenderían sobre una gran cama blanca con líneas
blancas papeles blancos azulejos blancos
todo el cuerpo rociado de reactivos
violeta azul
FAULKNER

recogerían los objetos inútiles
el libro de carver abierto
en prosser o en el poema
del colibrí, la calefacción a tope,
cansados hasta los huesos, el olor de pólvora
aún en nuestros dedos
pondrían nombres muy largos
___________[con muchos números
__________________[para confundirnos
a los bolígrafos el folleto del códice
los cables y el móvil
vibrando
en una sincronía con todos los gritos
de perra que han roto la historia
la histeria
y ahora hago una pausa
para decirte que no verían
la castaña
diminuta
entre mis dedos
__________________________[probablemente la apretaría muy fuerte,
____________________________el monóxido
_______________________________ los cristales

incluso cuando me abriesen la mano
rígida
y firme sobre el fruto
cuando intentasen separarme los dedos
yo les mordería a todos los ojos
desde mi sueño de dos mil años
sepultada
piedra a piedra;
me levantarían con mi vestido verde
las manos como cuerpos
y sabrían que nunca llevo ropa interior que me gustan
las postales de kioto
que hace frío y por eso me tapo la cara
hasta las cejas
pero no podrían explicar los frutos echando raíces
en mis muñecas
fosilizadas
la savia y la resina
humedeciéndome
la boca
y la sonrisa que me partiría los labios
en el momento mismo
de ser aire porque moriría
como yo quiero morir
es decir
sabiendo
que no sé
que me estoy muriendo
lucharía hasta el final por el último pedazo
de tierra de vida de río
la última gota de agua dinamitando
mis pulmones
y si una vez te juré que no estaba aquí ni para morir
ni para matar
lo decía
con todo el peso de las palabras
yo estoy aquí para delimitar
tus hombros en un arco
de sangre y gritar tan fuerte
en esta acera
donde nadie me escuche
gritar hasta que se me rasgue la garganta
que soy libre
y que estoy
viva

y por eso apretaría tan fuerte
la castaña
el fruto de otoño virgen
contra las falanges
rotas
(una dinamo girando en cualquiera
de nuestros
universos)
no puedo morir porque estoy respirando
y esta verdad absoluta
no niega el invierno
sino que lo invita
a derramarse
en el cáliz de mi pelvis

(los arqueólogos no entenderían
nada
de esto
pero tú
ya
lo sabes)

No hay comentarios:

Publicar un comentario