a marta no le gusta finlandia
tiene los ojos marrones
el pelo en la frontera
entre los nervios de cioran y mis
pupilas
está un poco borracha
la primera vez y luego
ya no
también le gustan los hermanos del
viento
y recuerda
a la perfección
todas sus letras
las siente como suyas y tiene
[...]
dice que no ha leído a pizarnik
digo que me gustan los pájaros
dice que le gustan las jaulas
luego no decimos nada
marta lleva un vestido azul
oscuro
o quizá es su cuerpo
oscuro y firme
que se transparenta
bajo el vestido
marta tiene una cartera dos
antitérmicos
un estuche de maquillaje una foto de
ella
unos zapatos de repuesto
un jersey
[por el frío
de siberia]
en el bolso
lo sé porque a la mañana siguiente
cuando su pelo se ha convertido
al cionarismo
radical
cuando el vestido
se dobla como una segunda piel
usada y desprendida
de la crisálida
cuando las sábanas
se enroscan en la cadera
lo sé
porque a la mañana
siguiente
si se va, le pregunto
sin saber
cómo se pregunta
se va, me dice
y se va por la puerta
del vagón
del último tren
vuelve una semana después
y otra
bebemos café hacemos el amor
hablamos de cantantes ingleses
vemos helarse las ventanas
del sexto piso
nos quedamos aquí
y una noche le pido
que me lo haga
como ella sabe y yo
tampoco
sé muy bien
y no me duele nada
como a ella
que le duele todo
en el afán de
sujetarme
y de extenderme
así
esta fue
mi primera
mujer-poema
[y luego
yo no supe
traerla
a las letras
de mi nombre]