lunes, 28 de diciembre de 2009

Miserere mei

Hace un año, en estos invernales días, Luisa escribió...

Miserere mei, anima mea

Si un día te traicioné,
absuélveme de mi culpa;
si te negué por tres veces,
perdóname tú setenta veces siete;
si en ti dejé de creer,
acéptame de nuevo a tu lado;
si ayer te rechacé,
permite que hoy camine contigo;
si junto a mí no te quise,
acércate y lava mis heridas;
si como compañera de camino te rechacé,
guía ahora mis pasos;
si tu mano tendida no acepté,
aprieta ahora la mía con fuera;
si te odié, deja que a tus pies postrada
suplique perdón.
Alza mi rostro, seca mis lágrimas,
muéstrame la inutilidad de morir;
pues hoy todo es fin y rosas marchitas,
hoy nada escucho sino el gemido
de millones de muertos en vida,
nada a mí llega excepto los gruesos goterones
de sangre que nubes de tormenta lloran.

Si fingí, perdóname;
si morí, revíveme;
si no amé, enséñame.

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