jueves, 12 de julio de 2012

michel

a veces despierto
con la cabeza
cortada
de michel
entre las piernas

la cabeza de michel me mira
con su sonrisa
incolora
como las palabras
que dibujan astillas en el esternón

la cabeza de michel
sonríe
a las estrellas y a la guillotina
y a los peces escondidos
en el relieve
de sus órbitas

resulta fácil concluir que la sociedad
oprime al individuo, que occidente
se aproxima a su ocaso, que hemos
desvirgado la raíz molecular
de la especie humana y que en españa
no somos
felices

también resulta fácil quedarse aquí
a apenas tres centímetros
bajo las sábanas
con los ojos cerrados y las manos hundidas
a ambos lados del cuerpo
y la piel
pudriéndose en un órdago
de blancura
insípida

la cabeza cortada
de michel
pestañea y se ofrece a servirme
una taza de té
en la parodia absurda
del maestro marat

extender los brazos hasta arrancar
el último resquicio
de agua y deglutir
mientras la garganta
arde y el pecho
llora cenizas porque
tengo diminutos pedazos de metralla
alojados en el útero y cuando intento
encadenarme a la última respiración de esta
noche
sin
noche
cuando intento derribar la rigidez extrema
de mis alvéolos y mis
debilidades
entonces
las balas revientan como soles en
eclosión a apenas
tres centímetros
bajo la piel

soy
un leviatán furioso
y sangro vida por cada uno de los
minúsculos
poros
que conforman este cuerpo
húmedo

(no sé preparar el equipaje, pero
sí he aprendido a guardar
los libros y las bragas
mojadas de abril y los mapas
y la colección de drogas
prescritas en una hoja médica y toda
la ilusión que me rompe el vientre)

tengo uñas afiladas para
arrancar el hilo que me borda
los párpados

llueve en mi ciudad
industrial
y se escucha así

et dryadum choreas, 
redivivis incitat

hoc ignibus...

sentir las sábanas tan leves como
tus dedos
diseñando la armonía
pentatónica que reverbera
en mis entrañas
abiertas

como apretarte la mano
y que todo esté bien

como apretarte
la mano

No hay comentarios:

Publicar un comentario