llega
el verano
hay
sombrillas y bañadores
a
la moda de este siglo y curvas
bronceadas
y mucho frío cuando
cae
el sol
hay
noches al martini y mañanas sin casa
y
mujeres con los coños
totalmente
rasurados y caricias que se van
apagando
a medida que cierra agosto
y
hay mallorca y benidorm, y aceite
resbalando
por tantos
cuerpos
y
hay best-sellers
en
todas las manos de oficinista
y
hay gran hermano edición cuarenta y hay
noches
bajo la cama y hay
desesperación
(demasiada
desesperación)
y
hay imbéciles ofreciéndome la
boca
(en
un picado imposible sobre el rascacielos)
y
hay música que no es música y la culpabilidad
sordomuda
a gritos entre toda
esta
gente que se ha instalado
en
mi habitación
llega
el verano
y
yo
cierro
el período
de
reclamaciones
llega
el verano y
luisa
no duerme porque no duerme. porque no
necesita
dormir
en
este doble espejo
sobre
una lata de coca-cola y un par de películas
mal
escogidas en la biblioteca
pornográfica
del
abuelo
que
nunca tuvo y que echa de menos
cuando
se acuesta
y
las paredes se le caen encima
como
suelen caerse las
paredes:
a gritos
la
poesía de la experiencia es una verdadera
mierda
por
la única genuina y valiosa
razón
de que
yo
ya
no sé
escribir
(me)
sin
reiterar este impulso vano
de
estar viva
y a
veces
golpear
contra los cristales
no
basta y
empaquetar
con cuidado
todos
los libros papeles pedazos intentos
no
basta
(detesto
que
me impongan límites
más
allá
de
mis propias
capacidades)
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