jueves, 11 de julio de 2013

firme aquí

nos hemos bajado al bar para discutir
los detalles
de una noche romántica
y tenemos tres cervezas
en la boca
y veinte siglos
de pensamientos pesando
sobre los hombros

así que mientras nos damos
permiso mutuo
para follar con quien nos dé la gana
vamos cosiéndonos los párpados
con agujas finas
y ponemos las rodillas
sobre italia
abierta al oceáno
y volvemos al bar en un óvalo
inconcluso
sobre las misma tres cervezas

podría pasarme la vida entera
en la magia de los trenes
dibujando los cristales
sobre los cientos de feministas
con las cestas cargadas
de zanahorias
y bicicletas enormes
cubriéndome la lengua
pesando el valor de mis pecados
al traspasar los límites de friedenau
y entender que nadie me espera
aquí

tres horas y los ríos
tres cervezas y el puente naranja
y vuelvo a los ojos
vuelvo a las noches sin dormir
los carretes en 35 mm que no se terminan
vuelvo a decirte
que a mí no me va el sado
pero que es la única forma
de arte erótico
que conozco

vuelvo a no querer ir al burguermeister
a preguntar si pueden inyectarme los vegetales
en vena
porque comer se hace trabajoso
y a veces pienso en quedarme así
quieta en el balcón
volverme cada vez más ligera
pero qué podría hacer después
ante los espejos
sin carne que pellizcar
en silencio
sin rojeces en las caderas
sin miradas a doble bies
en el pubis
qué podría hacer después
seca y gris
ante los espejos
si no sigo abierta
frente al sol
con la piel quemada
blanquísima bajo los tilos
y la certeza de seguir

caminando

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