viernes, 8 de marzo de 2013

el liberalismo no me vio,

de manera que pude salir corriendo


supongamos que baudelaire y zweig se topasen en parís el ocho de marzo del año dos mil once. supongamos que tuvieran conciencia de su entidad en los manuales de literatura para adolescentes y que, por virtud de la semiótica, hubiesen superado la barrera lingüística que significa alsacia-lorena. la del vodka. supongamos que se tomasen de las manos y fumasen de la misma pipa. supongamos, también, que baudelaire recorriese 112,35 metros por minuto y que no se tratase de un juego simbólico, sino de una realidad contingente. que zweig no pudiese levantar la cabeza por encima del arco del hombro y recorriera 1492 metros al minuto, capaz así de aventajar en velocidad a cualquier carabela, a cualquier tigre vietnamita con el vientre encendido.

podríamos extraer tres conclusiones:

1. la preeminencia de zweig en el marco de la competición occidental al verse flanqueado por una cohorte de pelagatos suicidas y mozas con una foto de günter grass en la mesita de noche. masa, como todas las masas, como en michelet, como en mao-mao-et-moi-je-danse-mao-mao, capaz de sacar patitas diminutas de donde no las hay. patita a patita hacemos el camino. qué palabra tan degradante, patita. qué palabra tan terrible, qué sufijación absoluta, qué tono solemne el que infiero en mediocridad a esta última frase. el absurdo. y vosotros, que me leéis, que ya no estáis entre los vivos. pero cuál es la última frase.

2. a día de hoy, las investigaciones en física cuántica no se hayan en suficiente estado de avance como para afirmar exacta la situación de los electrones en el átomo. los electrones que agitan cada uno de los átomos integrantes e integrados en el cuerpo de baudelaire.
supongamos el cuerpo de baudelaire un cuerpo
en transición,
un vacío absoluto hacia el insecto.
si la música es el arte de conjugar tiempo, nota y espacio, no llores por mí argentina, baudelaire jamás ha estado en esta calle de parís, jamás le ha dado la mano a zweig. desde luego, jamás ha fumado su pipa triste. baudelaire y zweig jamás se han tocado y se tocan todo el tiempo.

de la indeterminación nace la certeza,
dijo torquemada
y hemos matado en su nombre durante cinco siglos.

nos ha ido bien.

existe una ecuación complejísima que explica
por qué un niño llora en el instante
del deshaucio
o el nacimiento.
baudelaire fuma.
los neutrinos son un sueño azul, un sueño de plutonio.
un niño llora porque el milagro de la respiración extendiendo sus alvéolos es tan nuevo como inverosímil. de alguna manera íntima que se escapa a los neutrinos y al mismo zweig, respirar por primera vez supone un acto de dolor absoluto.
un acto de rebeldía absoluta que nadie puede acometer dos veces.

3. entendiendo a zweig como un sistema donde la acumulación exponencial de tejidos implica la muerte por asfixia, es sencillo afirmar a zweig un sistema cerrado. categorizar una forma de pensamiento como improductiva permite relegarla al cajón de los otros siglos, los que ya no son, los que ya no están.

esto podría haberse convertido, sin duda alguna, en el mayor logro de occidente.

erwin olaf fotografió esto
y no fue el mayor logro de occidente
ni lo será
nunca

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