lunes, 27 de febrero de 2012

la letra b

cuando intenté escribir
con la conciencia
parecida
a la de un animal ciego
quise clavar la emoción en una página
y compuse algo parecido al dolor
creo que se llamaba melancolía
en el momento preciso de rasgarse

a la mañana siguiente encontré un cuervo
debajo de mi cama
sus plumas eran deliciosas
había cartas de amor al estilo romanticista
tiritando en la chimenea
las quemé porque tenían frío

me regalaron un delantal elegante
y una cofia y un costurero lleno de tijeritas
para cortar
los labios que protegen mi sexo

me regalaron cuerdas de violín
enredadas en la cintura imposible
de millones de muñecas
a las que alguien había arrancado los ojos
creo que los antidepresivos llegaban con vistas al futuro
y las navajas tan burdas y tan dulces
como en una fotografía de man ray
jugaban al reclamo de las venas blancas

mis brazos eran blancos
mis ojos eran blancos
mis caderas mi coño mis pechos eran blancos
o no eran
y la verdad es que odiaba la b de la palabra blanco
como odio cualquier susurro
que pueda atarme a la doble hélice
de estos versos

es terrible entender que no puedo (des)decirme de mí

cada noche trenzando hasta el suelo
la cabellera
leí que a las mujeres les rapaban el pelo (in illo tempore)
(coro de iglesia/IGLESIA)
para deshonrarlas
por diosas por putas
yo entonces no quería ser una puta
pero menos quería ser una muñeca encerrada
detrás de los cristales infinitos
una eternidad flotando libre en el vacío del no-tiempo
llorando aire por mi rostro el pintalabios
fuera de la botella
el corazón que se pudre en el pecho
y las ratas ramificando mi carne
devorando la inexactitud de mi nombre
yo sola
con el clítoris tejido cuerdas de plástico
el verbo seccionar
plic plic
y las gotitas de sangre

perdí horas días enteros
en la contemplación
de las tijeritas la cofia la casa lo triste
del útero vacío
y sentí agujas debajo de mi lengua
de esas que se hunden en las encías que atraviesan
las sienes
y recorren el cráneo

nacer duele
romper la jodida b de la palabra blanco
es como resbalar al suelo siendo el despojo
la niña a la que nadie quiere que repta por los muslos
y se enrosca en lo profundo del hueso
de mis huesos y dice mi nombre
y su voz es muy dulce

mi voz es muy dulce


Fotografía de Fontenoy.

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