sábado, 27 de agosto de 2011

El silencio parecía un gigante...

Zoume s’enan kosmo magiko
me fonto tin Akropoli, to Lykavitto

(Eleni, Haris Alexiou. Transliteración)

Y girar, girar sobre la hierba con mis manos prolongadas en las tuyas y mi cuerpo tendiéndose, y esa sensación de desaparecer, de hacerse pequeña en la lluvia pálida. La locura de Circe -y verdoso Verdi- cayendo entre suspiros. El té se enfría en las viejas copas de coñac; no me importa. Atropmi em on. Podemos dar la vuelta a los sentidos, perdernos entre palabras, prometernos un cielo sin dioses. Podemos. Me gusta el reflejo amarillo en las torres iguales. Quiero que me lleves allí otra vez. Quiero, quiero, quiero, quiero. Eran cuatro, ¿no? O veinticinco. Qué más da. Girar, girar y gritar tan alto que se estremezcan los pájaros. Y reír con el vientre abierto y los labios ardiendo de nieve. Y reír hasta que el rostro se rasgue de luz y no quede más que la voz claveteada en el aire.

Quiero mi silencio. Quiero dormirme entre mantas de esparto y despertar con los dos brillos de una bombilla rota. Quiero soñar (te) (me) (nos) y no abrir los ojos salvo para mordisquear los párpados de los perros. Que esta vez lo sé; esta vez gano yo. Gano mi lugar y mi destino. Y es una victoria dulce, que se derrama como néctar en mi pecho, que me envuelve en la calidez de las cuerdas pulsadas, que me promete y me sujeta. Que me eleva. Es una victoria dulce, muy dulce. ¿Importa acaso que el té se enfríe? Esta mañana me dueles suave en todo el cuerpo. Esta mañana remuevo los libros y bebo páginas, golpeo los cristales hasta romperlos y acaricio las sábanas. Tengo dos manos, dos ojos, un cuello, un vientre y dos piernas. Tengo una lengua que sabe susurrar conjuros y unos brazos que se rinden sin rendirse. Tengo una mente que se abre y es un páramo, y es violeta, y tiembla, y conoce transformándose. Me tengo; por vez primera en mi vida, me tengo, me llamo, me grito. Existo. Quizá por eso puedes verme. Quizá por eso puedes soñarme y puedo soñarte yo a ti. Quizá por eso podemos vivirnos.


Nota final: Imagen del photoshoot para Vogue a cargo de Steven Meisel (Venus in furs). La cita del título es de Huir del invierno, de Luis Antonio de Villena.

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