lunes, 26 de noviembre de 2012

nieve


yo no soy nadie para juzgar
el derecho a la vida
de nadie
y por ese motivo, porque yo (no) soy nadie
(para juzgar el derecho a la vida de nadie)
es posible concluir
que yo
soy
nadie

podrías traspasarme con los dedos
y la nieve
no te rompería
la garganta

vindicta
o v a secas, es decir:
ahora mismo
bajo este sol sobre esta roca
la temperatura exacta de bonaval mientras te beso
las manos
y todos los meses de noviembre unidos
como un koiné;
nunca me reconozco
en los reflejos, página sobre
página en esta rueda incompleta
imposible
y yo nunca
me reconozco
en los reflejos

(eso ya lo he dicho

pero todo lo que digo
se mantiene
firme en la rueda
en la necesidad
conjunta
y no quiero utilizar símbolos
que eviten la palabra
no quiero
utilizar nada
ser parece un verbo
copulativo y las categorías
no son nada y mi lenguaje
existe
cuando me/te/le/nos
vos/les/?/¡-ñÇ
designo

no soporto el concepto sin pretexto
sin objeto sin prospecto
sin la dosis necesaria
de hiperrealismo
un pico como fuego
azul
en las venas
rompiendo los límites del óvalo-pared
en el que coexisto
conmigo
misma

[las voces
todas
esas
voces]

yo existo
sobre mí
antes y debajo
de mí
con la piel extendida
en los espejos
yo existo sin yo
sin mí
aunque
ahora no sea capaz
de decirme, aunque ahora
sea muy tarde y yo tenga fiebre tenga miedo
tenga la eternidad de todas
las vidas que no puedo
vivir
en la garganta

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