las cosas pequeñas
las cosas que todos
hacemos
descubro a las personas
en las cosas
pequeñas
las cosas que todos
hacemos
la manera
de vestirse
o desvestirse
de morder el pan cuando está
caliente o de elegir los calcetines
de escribir un e-mail o maldecir
desde la ventanilla del coche
los ojos muy abiertos contra el cristal
y toda la vida
toda esta vida
nuestra
reventando
en la garganta
porque entender el sí y el signo
y la sibilante
no parece posible
(interdental
significa masticar muy despacio
tus clavículas)
y ahora siento
de verdad siento
un nenúfar violento-violeta
desgarrándome
las costillas
muy despacio
como en un pequeño vals
triste-vienés
(congela este instante en que sibelius
comienza a arrancarme
la piel
viva
a arrancarme
la piel
muy despacio
como en un pequeño vals
de finlandia)
y ahora quiero
de verdad quiero
gritar
los nenúfares se atemorizan
con las flores
de modo que camino a la montaña
y me extiendo
inmensa
sobre las hojas frías
una comunión a plazos
con mis muertes
con todas vuestras muertes
y no tengo miedo
es quizá una de las pocas veces en las
que no tengo
miedo a la muerte, supongo que el
sentido
último de verme
así
desnuda sobre las hojas frías
no tiene nada que ver con estas
palabras
este poema
y supongo, también
que solo sé admitir
mi miedo
a la muerte
cuando no tengo miedo
(escribir como patente
de corso)
de corso)
naturalmente, escribo con la firme
intención
de mentir
la destrucción del yo es siempre un
pretexto
narcisista
y por qué no el narcisismo
por qué no
el poema-campo de batalla
contra mí misma
Ai, que cousa linda.
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