[el capitán nunca abandona el barco
palabra y cierre, cliché en segunda, abajo las cabezas
el cielo es un andamio invertido
corro los setenta mil tejados de praga
y soy libre y el capitán
me sonreirá
siempre]
cuando yo tenía quince años
el capitán
me invitó a un café y me señaló con
un dedo
delgado y sonrió o frunció un poco
la frente de piedra y le gruñó al
camarero que nos habíamos
quedado a oscuras y asintió, movió la
cabeza,
asintió
y me dijo:
sé que a veces no sale bien
y eso que no sueles fastidiarla, a mí
me gustaría
que te bajases la vida
como ginebra virgen
así
a tragos lentos y seguros porque la
vida
sabe a ginebra y a desierto, pero
tú, tú bebe
métele
las uñas en los ojos al diablo
y bebe bebe
bebe el zumo amarillo de sus ojos,
arranca
las pupilas, nadie podrá
nunca
abrirte la aorta
por la mitad
(equidistante)
bebe como si no hubiese
mañana
porque no lo hay y esto es algo
que aprenderás
cuando seas mayor y ojalá
(escúchame)
ojalá nunca llegues a ser
tan mayor
como para olvidar las partidas
de ajedrez y las
ballenas
no estoy muy seguro
de la manera
en la que vas a ser
feliz pero oye, no importa, ya lo
irás viendo y si no sale a la primera,
pues a la segunda, yo he visto
morir a las gacelas y te he visto nacer
a ti
no te pido que seas menos de lo que
eres
mira de dónde has salido, la pequeña
milagro, jamás
(escúchame)
jamás
podrás decepcionarme
[las ventanas están cerradas y guardo
siete latas de coca-cola
bajo el colchón, no he
tirado los libros
viejos y debería
empezar
a hacer las maletas, menos
de una semana
para la mudanza y yo
de rodillas sobre la alfombra
sacando brillo a las agujas y
rompiendo cristales
sostener la conciencia
obvia
limpia
absoluta
de que el tiempo se estrecha
y aplana
sobre tu cuerpo
quemar esta jodida
colección
de excusas para no sonreír
escucharte hablar de las
ballenas
(al otro lado de la barra)
estabas ya tan lejos
como ahora, cuando gruñimos en morse
porque tienes miedo, escucha,
si yo nunca consigo explicarte
lo que siento
es porque siempre estoy gritando
y aunque a ti no te guste la
poesía, necesito fingir que escribo
necesito
sentarme aquí con una película porno
y el sofá
y creer que la vida
al final
(la vida)
es eso que huye
mientras yo intento dibujar cárceles
con palabras o romper
cárceles con palabras
te duermes a silencios, tu sagrado
reino en la sala y una oda a la última
división
muerta en el yemen
sería muy poco para decir
lo que no sé decir, se me escapan
las palabras
un día me sentaré frente a un papel
como este
como cualquier otro
y empezaré una carta en francés
(pudiste haber vivido en parís, pero
no quisiste)
te contaré
que intento ser feliz sin intentarlo y
que estoy
escribiendo mucho devorando mucho
matando
mucho, que elijo bien
o al menos soy consciente de lo que
elijo, que
digo la verdad a veces,
que soy valiente porque no puedo
permitirme
dejar de matar,
dejar de vivir
por un solo instante y que a veces
pienso
en tus brazos llenos
de arañas
y entonces
saldré del portal
y el aire me dará en la cara y ese
día
lo entenderé
ese día lo asumiré
todo]
No hay comentarios:
Publicar un comentario