supongamos que baudelaire y zweig se
topasen en parís el ocho de marzo del año dos mil once. supongamos
que tuvieran conciencia de su entidad en los manuales de literatura
para adolescentes y que, por virtud de la semiótica, hubiesen
superado la barrera lingüística que significa alsacia-lorena. la
del vodka. supongamos que se tomasen de las manos y fumasen de la
misma pipa. supongamos, también, que baudelaire recorriese 112,35
metros por minuto y que no se tratase de un juego simbólico, sino de
una realidad contingente. que zweig no pudiese levantar la cabeza por
encima del arco del hombro y recorriera 1492 metros al minuto, capaz
así de aventajar en velocidad a cualquier carabela, a cualquier
tigre vietnamita con el vientre encendido.
podríamos extraer tres conclusiones:
1. la preeminencia de zweig en
el marco de la competición occidental al verse flanqueado por una
cohorte de pelagatos suicidas y mozas
con una foto de günter grass en la mesita de noche. masa, como todas
las masas, como en michelet, como en mao-mao-et-moi-je-danse-mao-mao,
capaz de sacar patitas diminutas de donde no las hay. patita a patita
hacemos el camino. qué palabra tan degradante, patita. qué palabra
tan terrible, qué sufijación absoluta, qué tono solemne el que
infiero en mediocridad a esta última frase. el absurdo. y vosotros,
que me leéis, que ya no estáis entre los vivos. pero cuál es la
última frase.
2. a día de hoy, las investigaciones en
física cuántica no se hayan en suficiente estado de avance como
para afirmar exacta la situación de los electrones en el átomo. los
electrones que agitan cada uno de los átomos integrantes e
integrados en el cuerpo de baudelaire.
supongamos el cuerpo de baudelaire un
cuerpo
en transición,
un vacío absoluto hacia el insecto.
si la música es el arte de conjugar
tiempo, nota y espacio, no llores por mí argentina,
baudelaire jamás ha estado en esta calle de parís, jamás le ha
dado la mano a zweig. desde luego, jamás ha fumado su pipa triste.
baudelaire y zweig jamás se han tocado y se tocan todo el tiempo.
de la
indeterminación nace la certeza,
dijo torquemada
y hemos matado en
su nombre durante cinco siglos.
nos ha ido bien.
existe una ecuación
complejísima que explica
por qué un niño
llora en el instante
del deshaucio
o el nacimiento.
baudelaire fuma.
los neutrinos son
un sueño azul, un sueño de plutonio.
un niño llora
porque el milagro de la respiración extendiendo sus alvéolos es tan
nuevo como inverosímil. de alguna manera íntima que se escapa a los
neutrinos y al mismo zweig, respirar por primera vez supone un acto
de dolor absoluto.
un acto de rebeldía
absoluta que nadie puede acometer dos veces.
3. entendiendo a zweig como un sistema
donde la acumulación exponencial de tejidos implica la muerte por
asfixia, es sencillo afirmar a zweig un sistema cerrado. categorizar
una forma de pensamiento como improductiva permite relegarla al cajón
de los otros siglos, los que ya no son, los que ya no están.
esto podría haberse convertido, sin
duda alguna, en el mayor logro de occidente.
erwin olaf fotografió esto
y no fue el mayor logro de occidente
ni lo será
nunca
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